viernes, 19 de abril de 2013

Reflexión TIC

Creo que existen un sinfín de herramientas disponibles en la red que nos simplifican la vida, algunas de ellas como los sistemas de almacenamiento, que en muchas ocasiones permiten la edición de archivos por otras personas a través de carpetas compartidas, me han sido de gran utilidad tanto profesional, académica como personalemente, ya que la  movilidad, facilidad y disposición que de mis archivos he tenido, me ha permitido trabajar con rapidez, optimizando el poco tiempo del que dispongo para ciertas actividades, motivo por el cual recomiendo ampliamente su uso.

Saludos

viernes, 5 de abril de 2013

Para entonces

Para entonces
Manuel Gutiérrez Najera

Quiero morir cuando decline el día,
en alta mar y con la cara al cielo,
donde parezca sueño la agonía
y el alma un ave que remonta el vuelo.

No escuchar en los últimos instantes,
ya con el cielo y con el mar a solas,
más voces ni plegarias sollozantes
que el majestuoso tumbo de las olas.

Morir cuando la luz triste retira
sus áureas redes de la onda verde,
y ser como ese sol que lento expira;
algo muy luminoso que se pierde.

Morir, y joven; antes que destruya
el tiempo aleve la gentil corona,
cuando la vida dice aún: «Soy tuya»,
aunque sepamos bien que nos traiciona.

Pretexto

Empiezo con este texto que escribí hace algunos días, encontrando en una tarea el motivo perfecto para expresarlo:

Un moño discreto y una nota amorosa escrita en la primera página acompañaban a “Juan Salvador Gaviota”, primer libro que en una Navidad me regaló mi madre; quizá fue el encanto del moño o la impresión de las ilustraciones que en cada página brillaban, lo que me atrapo y aún me tiene cautiva en este mundo de letras que se significan para mí.

Leer no ha sido cosa fácil, los cambios a los que mi edad y naturaleza humana me han sometido, transforman continuamente la intimidad de mi relación con el libro. Ésta, condicionada por sensaciones, pasiones y razonamientos me ha obligado a transitar por etapas de encanto y desencanto continuamente.

Sin embargo, cuando en mi camino el libro se ha interpuesto, he hallado una encubierta complicidad que de entre sus páginas emerge. Silencioso y modesto, este compañero logra con el fluir de sus palabras, que los secretos más profundos, escondidos en mi inconsciente, irrumpan y develen respuestas que no sólo se hacen patentes, sino que clarifican y conducen mi vida.

Podría abundar en el tema, disertando acerca de los motivos que me han hecho lectora, decir que gracias a este poderoso hábito mi vocabulario es ahora un poco más amplio, que la fluidez de mis ideas se acelera a cada hoja que repaso, que mi conciencia crítica se transforma y   fortalece, pero esos son sólo razonamientos aislados; mi argumento responde más a la emoción y a las cargas de adrenalina que mi cerebro libera con cada imagen que el texto evoca, provocando que las conexiones entre las partes del todo que me conforma, se expresen y me hagan sentir viva, con todas las repercusiones que el acto conlleva.

Concluyo afirmando que las lecturas de vida presentes en los libros, me han transformado. En muchas ocasiones las raíces sobre las cuales descansan mis ideas y sueños se han tambaleado, permitiéndome día a día reconfigurarme, replanteando mi realidad, construyendo estructuras nuevas o reconstruyendo las establecidas. En palabras más llanas, yo no me asumiría ni sería la misma de no ser por los libros que en el camino me han acompañado.